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Instrucciones para encender una cocina de leña: haciendo fuego a la antigua usanza

Bienvenidxs a nuestro blog ' rural life ' donde nos gusta descubrir las maneras más eco-vintag e de vivir en armonía con nosotros mismxs y nuestro entorno.  En las últimas semanas ha llegado a nuestros oídos una alarmante noticia, el 80% de los jóvenes no saben encender  fuego de manera tradicional y el 90% de los que lo han intentado han terminado con niveles muy elevados de cortisol abandonando en su tentativa. ¿Qué nos está pasando? Hemos de reconocer que muchos avances tecnológicos han facilitado sin duda nuestras vidas (o sea, las chimeneas eléctricas, estufas de pellets,...)  pero son demasiados los jóvenes que nunca han visto una cocina de leña y muchos menos los que hemos probado a alimentar a una Lacunza cuan dragón medieval con madera natural y un fósforo ¡muy crazy ! Es por ello que nos ha parecido top compartir con vosotrxs unas instrucciones básicas para que cualquiera pueda probar  los beneficios de hacer fuego a la antigua usanza, el último grito entre nuestra

Carta de los deseos

22.30 de la noche.
He terminado de cenar acompañada de analístas políticos, creo que duermen dentro de mi transistor de radio, no importa qué hora del día o de la noche les convoque, siempre están ahí.
Mientras lavo mi vajilla ojeo de lado a mi perrita que descansa plácidamente en su cama perruna y levanta sus orejas en consecuencia al percibir que la observo (- ¿me vas a dar comida? Grrr no, era esa mirada de ‘te quiero’ otra vez...let’s go back to sleep...” El ruido del agua corriendo a penas me permite seguir el hilo de la conversación radiofónica. Con las manos enjabonadas decido que ha sido suficiente sobre la actualidad de fuera de mi casa. Termino en silencio mis labores y me dirijo al salón, lógicamente para refrigerar mi mente, lo que conlleva conectarme a Netflix (la tele la tengo vetada por prescripción médica) -¿Dónde diantres he puesto el mando? Claro, lo dejo cada día en un lugar diferente...raro sería encontrarlo a la primera. Pero es aposta, lo hago para ejercitar la memoria, como hacen los mayores, ¿sabes? Sí, sí, así soy yo, una vez me escondí el móvil en la nevera. Ejercité mi memoria hasta la extenuación y finalmente lo encontré (no por mi memoria sino porque me llame desde el móvil de X) No os recomiendo coger dos refrigerados de la nevera con el móvil en una de ellas. Menos mal que no me comí el móvil a cucharadas... Any way, abrí un cajón donde suelo cada año bisiesto guardar lo que me molesta a la vista en mis días de limpieza-attack, no estaba pero me di cuenta de que los cajones no llegaban al fondo del mueble. ¡Tate! Se ha colado por detrás hasta abajo, estará detrás del último cajón, seguro. -Ya sabía yo que no me lo había escondido yo esta vez...


- Pero que intriga MissLdB, tú aventura del mando a distancia me tiene acabándome el bote de palomitas! que cosas tan interesantes nos cuentas...
-Pues resulta que el mando...no estaba ahí, pero sí había dos papeles, sólo dos papeles. Uno manuscrito por mi misma (¡veis qué suerte! quizás mi yo del pasado me ha dejado una nota en la que... ¿me dice dónde está el mando?)
Mi hoja estaba doblada a la mitad y entre medias una hoja recortada con unos números manuscritos. Esta letra no era mía, era un  escritura temblorosa, como la del que aprende a escribir cuando es ya mayor; era la letra de mi abuela, que ya no está. Su yo del presente y del pasado ahora son un sólo un yo del para siempre. Me estremeció una melancolía de los pies a la cabeza. Y ahí mismo, de rodillas frente al mueble de la caja de la deficiencia, acaricié aquellos números con los dedos, como si al repasarlos por encima, delicadamente con mis yemas pudiera alcanzar su mano suave, y estar un poquito más cerca de ella, como un abrazo en la distancia a través de ese trazado aún con relieve que un día ella recorrió. Ella siempre me decía: "como te ves me vi, y como me ves te verás. Vive mi niña, vive, que la vida es un tango y la muerte un pasodoble". Eso decía ella.


El manuscrito de mi yo del pasado estaba titulado.“Carta de los deseos: quiero, quiero, quiero...”
Lo cierto es que no recuerdo haber escrito esta carta pero deduzco por su contenido que llevaba ahí escondida unos 5 años y que debió de ser después de haber leído El secreto de Rhonda ByrneAlgunos de los deseos me hicieron reír: tras un listado de 26 deseos estupendos y maravillosos comenzados por la palabra Quiero: quiero reírme todos los días de mi vida, quiero rodearme de personas con luz y energía positiva, quiero apasionarme con el mundo, quiero publicar una novela corta, quiero un rincón para pintar y revelar fotografías, quiero querer mucho y bien (y viceversa), etc... De repente un rotundo “no quiero volver a ser autónoma aunque me falte el pan” -No hay más preguntas su Señoría😅 También me hizo gracia la honestidad con la que escribí “Quiero tener a mis padres cerca, pero no súper cerca” (Mamá, papá, si me estáis leyendo... love you tones! Gracias por estar suficientemente cerca como para darme de cenar cuando llego tarde de trabajar y en mi nevera solo quedan móviles despistados😋) 👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇👇

Me satisfizo ver que algunos deseos de esa lista los he cumplido, y otros, tal vez sean más lejanos o quiméricos. El que dice tener un sueldo de 1.000€ antes de los 35 creo que está a puntito de caducar... pero ¡ey! siempre puedo hacer una lista nueva, escondérmela y ampliar el plazo de consecución a los... ¿50?, (para no pillarme los dedos, que nunca se sabe...) Pero lo cierto es que los importantes los he logrado y algunos de ellos los estoy logrando en la actualidad.

No soy mística en un sentido religioso pero lo cierto es que creo que todo sucede por algo: por nuestro esfuerzo, por nuestra valentía, por nuestro afecto hacia los demás, por nuestras sonrisas gratuitas frente a perpetuos ceños fruncidos... Y de todos los papeles que podía albergar la trasera de ese último cajón del mueble se cayeron únicamente dos, uno tuyo con tu recorrido ortográfico -que no puede más que recordarme a tu recorrido vital- y uno mío, que contenía nada más y nada menos que lo que quiero, quiero, quiero en la vida. No sé, abuela, si la vida es como un tango, pues creo que puede serapasionante y apasionada si quieres que lo sea, intensa -según tus pasos- y gracil en algunos lujosos momentos, pero se que todo lo que hacemos genera un efecto dominó en la misma frecuencia de nuestros actos y pensamientos. Gracias por recordarme con tu presente pasado para siempre que te quiero, en presente, y que por dramático que pueda ser el paso doble, es Bello, como tú y como la vida que vivo y el legado que me dejaste, por el que te estaré eternamente agradecida.
Gracias por recordarme desde ese lindo lugar desde el que descansas que la belleza reside siempre en los ojos del que mira.

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