Una buena amiga mía -de aquellos locos años universitarios por pasillos infusionados por una especie de nebulosa londinense con aroma vegetal- pasa por un momento confuso en su vida. Es una buena amiga de esas con las que puedes hablar de todo, y sentirte libre y apasionada; o hablar de nada y sentirte afortunada y especial. Actualmente está viviendo un pequeño inpass vital, como lo he pasado yo, y tal vez tú, y otros muchos que quizás no sepas.
Un día, durante una preciosa tarde de verano de esas en las que el el sol parece absorbe las tinieblas del mundo, mantuvimos una charla telefónica más larga de lo que es habitual en nosotras -pese a los más de 10.000 kilómetros de mar y tierra que nos suelen separar-.
Cuando me regaló sus pensamientos, sus emociones y sus miedos, me sentí afortunada por ser yo la receptora de tan vivas y reales palabras y a la vez, feliz. Feliz no por su padecer, sino porque gracias a ella, a ese momento, me vi reflejada en un espejo con la misma frecuencia de luz.
Alguien de su entorno más próximo, y con la acritud que caracteriza a aquellos con quienes compartes genética, le dijo eso de "a ver cuando sientas la cabeza, tu vida está patas arriba". Aquella frase retumbó en mi cabeza y me retrajo a vivencias pasadas en las que mi inseguridad se dejaba avasallar por sentencias como esa creyendo que amoldarme a un recipiente no deseado era lo correcto. Pero yo lo que veo, amiga mía, es una mujer fuerte, fortísima que siempre ha sabido navegar entre las tormentas, con el rostro mirando al cielo encapotado y los ojos cerrados mientras dabas las gracias a la madre tierra por permitirte sentir la lluvia, pisar con tus pies descalzos la arena mojada y abrazar ese mar al que tu amas y donde sólo allí puedes respirar.
Lo que veo es que tu rumbo es diferente porque tu pasión te alimenta y eso es lo que te hace espectacularmente especial. Las pasión no viaja por caminos llanos y lineales, la pasión no vale para todo el mundo. Son pocas las veces que veo esa estrella -que tú desde luego tienes- sobre el alma de la gente que me rodea, pero cuando la percibo, solo deseo estar cerca de ellas porque son esas estrellas las únicas capaces de transformar un minuto en algo mágico, brillante y genuino capaz de alimentarme el alma durante meses. Es como un viaje psicotrópico dentro de un mar de personalidades anestesiadas, plagiadas, duplicadas y absorbidas por aquel "manual de conductas del ser humano normal".
Las estrellas, amiga mía, brillan quemando hidrógeno para transformarlo en helio, el resto de los mortales queman pensamientos erráticos absurdamente uniformados y no transforman nada en nada.
En ese viaje de descubrimiento interior que he llevado a cabo yo misma en los últimos años me he aferrado a mis pasiones, porque me hacen sentir viva hoy y no hay nada que pueda hacer que ese sentimiento sea superado, pese a que haya quienes no lo entiendan o compartan o sigan preguntándote aquella frase de: "pero... sigues buscando de lo tuyo, ¿no?". Que coño significa eso en cualquier caso, no se, tal vez haya un registro nominal en la seguridad social de cada uno de nosotros con un códico a lo Matrix donde una maquinita escupa definiciones de quiénes somos, en dos palabras mecánicamente articuladas. Pero cuando alguien te dice que tienes y debes decidir quién quieres ser -sin querer verdaderamente decirdirlo-, que debes decidir etiqueta, escoger ser un color sólido sin degradados ni variaciones, que lo que tu amas, que lo que te permite respirar -y a ellos les ahoga-, que lo que te permite volar -y a ellos les da vértigo- es censurable de modo alguno o debes cambiarlo,... eso significa cambiar por y para otros, cuando debes cambiar sólo por y para ti; que no te confundan mi precioso girasol ;) son simplemente de otra especie.
Quiero dar las gracias de todo corazón a Marta Sanz por el reciente reconocimiento a mi blog en los Premios Blog del Día, porque escribir me hace profundamente feliz y obtener un feedback positivo, sea el que sea, hace que para mí cobre sentido es escribir estas palabras a la 1:00 de la mañana de un sábado... Chin-chín! Cada uno se droga como quiere.
Un vuelo diferente. En la variedad está el gusto.
ResponderEliminar