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Instrucciones para encender una cocina de leña: haciendo fuego a la antigua usanza

Bienvenidxs a nuestro blog ' rural life ' donde nos gusta descubrir las maneras más eco-vintag e de vivir en armonía con nosotros mismxs y nuestro entorno.  En las últimas semanas ha llegado a nuestros oídos una alarmante noticia, el 80% de los jóvenes no saben encender  fuego de manera tradicional y el 90% de los que lo han intentado han terminado con niveles muy elevados de cortisol abandonando en su tentativa. ¿Qué nos está pasando? Hemos de reconocer que muchos avances tecnológicos han facilitado sin duda nuestras vidas (o sea, las chimeneas eléctricas, estufas de pellets,...)  pero son demasiados los jóvenes que nunca han visto una cocina de leña y muchos menos los que hemos probado a alimentar a una Lacunza cuan dragón medieval con madera natural y un fósforo ¡muy crazy ! Es por ello que nos ha parecido top compartir con vosotrxs unas instrucciones básicas para que cualquiera pueda probar  los beneficios de hacer fuego a la antigua usanza, el último grito entre nuestra

El buen camino


Después de unos meses desconcertados -y algo angustiados- preparando una #boda o como se quiera llamar a esa locura que hace la gente y darnos cuenta de que no era para nosotros pensamos que nuestro camino no tiene que ser igual al del resto de la gente, que nuestros pasos no tienen que seguir ningún sendero marcado y que inclusp podemos desviarnos o hacer un alto en el camino sin ser juzgados por ello. Párate. Respira. Cambia de itinerario. Improvisa. Esto es lo que yo llamo 'El buen camino'. 



JORNADA 1: PONTEVEDRA-CALDAS (23 Km) 

El día comenzaba meteorológicamente inestable, bochornoso y húmedo pero con ráfagas de aire frío más típico del otoño. Nos dirigíamos en tren hacia la ciudad más bonita de mundo para vivir... Pontevedra.
El tren venía vacío, pareciera que todos los mortales hubiesen huído de la nube gris que absorbía la energía del bello norte.
El acomodador se acerca.
- Billetes (algo más afirmativo que interrogativo)
- Sí, los tenemos en el móvil.
- Cof, cof! Madre mía, este aire acondicionado me va a matar - Dijo mientras el lector parecía no querer cooperar en la lectura del QR. Bip-bip...bip-bip...
Era un hombre alto y de complexión gruesa con rostro de lunes por la mañana; al ver nuestras voluminosas mochilas nos preguntó con cordialidad:
- ¿'Camiñantes' no? -asentimos con la cabeza sonrientes- Pues os ha tocado un tiempo terrible. Parece que dan lluvia tormentosa.
   _¡Din don din! Próxima estación Pontevedra._
- Espero que disfrutéis lo que podáis - continuó. 
- Muchas gracias, que mejore esa tos.
- Eso va a estar complicado- dijo con gran resignación.
En el mismo momento que ponemos un pie fuera de la estación una “típica” lluvia tropical gallega -nada que ver con el cambio climático, lo dice el primo de Rajoy no yo- nos dio la bienvenida a nuestro comienzo del Camino de Santiago. Un periplo mixto y sui generis - muy a nuestra manera como casi todo lo que hacemos- con dos etapas del camino portugués (Pontevedra-Caldas-Padrón) y tres del epílogo a Fisterra (Altos da Pena - Olveiroa - Cee - Fisterra)

La primera parte de nuestra etapa Pontevedra-Caldas de Reís comienza paralela a las vías del tren, las cuales se pueden ver en lo alto en un primer momento. Poco a poco nos vamos intrtoduciendo en una armoniosa zona arbolada con carballeiras y castaños de senderos llanos de tierra. Debido a la falta de luz de aquel día gris y la fortísima humedad, el bosque se tornaba algo místico, las hojas de los árboles brillaban como esmaltadas por el  rocío de la mañana y los pájaros estaban particularmente habladores. Se tornaba una estampa ciertamente celta, mística y bella.
Por delante y por detrás de nosotros se disgregaba un inmenso grupo de jóvenes polac@s guiados por un austero y silencioso fraile que portaba una túnica beige hasta los pies, muy rubio, su piel casi translúcida y de ojos azul-cielo-divino. 
- Buen camino! -dije con la energía propia de quien acaba de empezar a caminar y ha descansado en una cama de metro cincuenta y no en un catre. Pero el frailecillo -el diminutiva es por su juventud que rondaría los 25 años- no respondió. 
Una de las chicas polacas que le seguía -con quien más tarde compartiría casualmente litera en Caldas- me respondió al Compostelano saludo y continuó una breve explicación sobre su guía (espiritual entiendo yo). 
- Está haciendo voto de silencio durante el camino. -Eso mismo querría mi madre que hiciera yo a veces pensé; siempre me dicen que si soy menuda es porque en la mesa hablo mucho y como poco... es que me gusta contar historias, ¡que le vamos a hacer!
- ¡Claro! Entiendo -asentí con la cabeza mientras respondía al sonriente saludo con la mano.

Poco a poco fuimos dejando el pelotón polaco atrás, y comenzamos a ver cambiar el paisaje. El bosque fue abriendo paso a caminos más abiertos que nos permitían ver algo más el cielo (en nuestro caso las nubes). 

Atravesamos una zona de riachuelo cruzándolo por un elevado de piedra. Había más peregrinos que la última vez que hice el camino, muchos italianos, portugueses y diferentes nacionalidades del Este. Las siguientes horas comenzamos a adelantar y ser adelantados de un modo semiconstante por David, un hombre español con quien fuimos dialogando de forma intermitente; eramás bien pequeñito, enjuto de carnes, de tez morena y mirada bondadosa y venía caminando desde Porriño. Al llegar a una intersección había una señal que indicaba Espacio Natural:
- Fervenza de Segade. 500 metros, ¿vamos a verla no?
- Claro - dijo mi persona favorita- ¿Quieres venir, David?
- Gracias. Yo sigo que no quiero desviarme de mi camino. - Ahí nos despedimos de David.


El desvío fue reconstituyente, para el alma y para los algo magullados pies que se refrigeraron en ese agua gélida que hizo sonreir a mi torrente sanguíneo de rodillas para abajo. 
Allí mismo estaban bañándose unos niños de unos 7 a 10 años que venían haciendo El Camino con sus padres, unos pasos por detrás de nosotros.
- Qué increíble ver a familias con niños peques haciendo el Camino ¿no? -dije mientras pecaba comiendo medio metro de salchichón directamente de la pieza sin cortar y levemente desenfundado de su piel.
- Esos niños de mayores van a estar para un Ironman.

Tras unas 6 horas de caminata llegamos a nuestro destino, Caldas de Reis que nos da la bienvenida con su puente sobre el río. Al ir caminando pararelos al cauce iba pensando cómo de bien estaría meter las piernas en los chorros del Balneario Acuña...


Poco antes de llegar a nuestro lugar de pernocta nos llamó la atención ver una torreta de altavoces gigante, primero en lo que nos parecía una central eléctrica y, más adelante -con las mismas características- justamente otra a unos metros del albergue O Cruceiro. Preguntamos a los localeros, pero nadie parecía no sólo no saber para que eran sino que no habían reparado mucho en tan visible y estrafalario artilugio. Una joven del pueblo nos dijo - pues ni idea, lo siento. Y una mujer de mediana edad nos respondió - pues no se si será para anunciar as festas do viño.
Madre del amor hermoso, pues si es así, sí que se toman en plan alerta nuclear lo de empezar a beber vino, ¿no? 

Nos alojamos en el albergue O Cruceiro, un antiguo hotel reformado para peregrinos, y a que no sabéis que implica eso... ¡eso significa baño privado en cada habitación! -lujazo- y compartir solo habitación con 3 personas más -glamour puro, te lo digo yo-.
Dejados ya los bártulos en los cuartos, accedimos a una zona común con unas 20 personas jóvenes sentadas en círculo, donde imprudente de mi dije con alegría:
- ¡Hola! 
Y el hombre más adulto continuo parlamentando en italiano sobre no se qué del Duomo sin inmutarse ni replicar a mi entusiasmo.
- ¿Que seriedad esos no? Aún encima que copan toda la sala común no saludan oye...
Nos cogimos unas sillas y salimos a la terraza a cenar cuando un zumbido nos hizo sintonizar el oído. Lo que siguieron fueron 10 minutos de rezos en italiano -bellísimo- en la sala colindante.

En ese momento realmente me di cuenta de que la gente también hace el Camino de Santiago por otros motivos...

Caminante: Bo camiño!

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