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Instrucciones para encender una cocina de leña: haciendo fuego a la antigua usanza

Bienvenidxs a nuestro blog ' rural life ' donde nos gusta descubrir las maneras más eco-vintag e de vivir en armonía con nosotros mismxs y nuestro entorno.  En las últimas semanas ha llegado a nuestros oídos una alarmante noticia, el 80% de los jóvenes no saben encender  fuego de manera tradicional y el 90% de los que lo han intentado han terminado con niveles muy elevados de cortisol abandonando en su tentativa. ¿Qué nos está pasando? Hemos de reconocer que muchos avances tecnológicos han facilitado sin duda nuestras vidas (o sea, las chimeneas eléctricas, estufas de pellets,...)  pero son demasiados los jóvenes que nunca han visto una cocina de leña y muchos menos los que hemos probado a alimentar a una Lacunza cuan dragón medieval con madera natural y un fósforo ¡muy crazy ! Es por ello que nos ha parecido top compartir con vosotrxs unas instrucciones básicas para que cualquiera pueda probar  los beneficios de hacer fuego a la antigua usanza, el último grito entre nuestra

Turistofobia: La naturaleza exclama "si me queréis, irse!


      Por suerte para mi, vivo en un paraíso terrenal, del cual me encantaría hablaros pero no puedo. No puedo porque mis recuerdos de infancia transcurren en estos bosques limpios, donde jugaba a hacer puertas mágicas en los troncos de los árboles para que las ninfas pudieran salir a jugar conmigo... (ohh...que bucólico... miaus-miaus...)

     No puedo hablaros de mi tierra porque cuando iba con mi familia a nuestro parque natural favorito no existía el punto de información turística pero tampoco los turistas pidiéndome que me retirara del agua de la cascada para poder hacerse una fotico y que pareciese que no hay nadie y tal... (rollito Tailandia y sus "desérticas" playas al más puro Koh Phang Nga style... y sí, comparo mi tierra con Tailandia, soy una venida arriba) –pero ellos sin bañarse, claro, que es muy loco eso de meterse en el agüita salvaje de... ¡un río! ¿Te imaginas que te roce un helecho carnívoro? ¿O que te salte a la cara una trucha salvaje? buaaaaaa que miedito... - Pero total pá-qué meterte, con que parezcas aventurero llega.


         No puedo hablaros de ningún lugar de mi tierra porque nuestras calas inmaculadas han sido invadidas por una flota de embarcaciones de recreo repletas de contaminación, ruido y desconsideración humana. A veces, en medio de mi sesión de yoga mañanero en mi lugar secreto (y digo secreto porque no voy a difundir el lugar claro), me quedo mirando a mi alrededor y me veo a mi misma desde fuera rodeada de un montón de focas marinas jadeando (no hay doble sentido aquí) y con un bocadillo gráfico con interrogante saliendo de mi cabeza... Whats wrong with you, people?
No se si parece una estampa de buscando al Wally-Om-mani-padme-hum o una clásica de ‘El camarote de los hermanos Marx’. 

   Gente y más gente, familias enteras sobreexcitadas con el agua (!) desmadrados en las formas – y no hablo de niños, ejem- todos invadiendo la playa como el que acostumbra a la lucha, confundiendo el pacífico arenal con la costa levantina en Día D y a la gente que allí coexiste en armonía con la naturaleza con competidores de lanzamiento de sombrilla como el que lanza una bandera sobre su peñón. ¡Que sí, hombre, Gibraltar tó-pa-tí

       No puedo compartir estos sitios porque oigo como lloran los ríos, los pinares, nuestras benditas fragas, nuestro mar y nuestra montaña (que son de todos pero no todos son del mar y de la montaña) por estar todos ellos adornados de plásticos, bolsas de doritos y latas.  No puedo porque me llora el alma. En fin, pero mi turistofobia no tiene nada que ver con todo esto...
Ah, y un pequeño aviso para navegantes turistas expertos en experiencias en la naturaleza: Si viajáis por tierras del norte, pongamos que a un Parque Natural y no veis papeleritas… no significa que nos quedáramos sin presupuesto para ponerlas porque no da llegado el AVE y estamos a monte, es porque los deshechos humanos (no hablaba ahora de nadie en particular) se depositan fuera del PN. Yess, después de beberte tu agua igual tienes que caminar 3 horas con una botella vacía en la mochila, pero ¿pa qué vas al monte si no quieres caminar? Además, mira el lado bueno, ¡tu botella vacía te pesa menos en la mochila que llena! Si no te costó cargar tu bocata con papel Albal para ir, ¡imagínate de regreso, el Albal sin bocata, pfff,  pan comido!- incluso si no vas nunca al gym-
Podría titular este post como hace el periódico ‘La voz de Galicia’ en su espacio digital: ‘Paraísos secretos de los gallegos’ (después de ese post ya ni paraíso, ni secreto, y de todos menos de gallegos) o ‘La Galicia desconocida’ (después de ese artículo claramente ya no) o ‘mira que geolocalización natural más guapa para que más de medio millón de lectores corran la voz y se parasite’. Pero claro, si un lugar –en nuestro caso, espacios naturales- que son bonitos por ausencia de seres humanos y sus derivados (pongamos que hablo de latas de cerveza, papel de aluminio o todo lo que quepa en la neverita del fin de semana), lo difundes en un periódico de tirada nacional, en sus respectivas vías digitales y se comienza a difundir por Inter-Net (=RED Internacional), ¿qué pasa?
Pues pasan unas cuantas cosiñas, veamos:

1.   Que te meten en la Lonely Planet: Pero caaaaaalma, esta guía es suuuuuuper alternativa –sólo para viajeros independientes- así que casi nadie la compra o la conoce, solo una minoría de viajeros muy naturistas y respetuosos todos con el medio ambiente –porque son todos veganos y no compran en Bangladesh...digo... ZARA- y van a comprarla a establecimientos especializados tipo… El Corte Inglés. El que ahora para ir a trekkinear una tarde a unas islas cercanas de mi tierra se tenga que solicitar con un mes de antelación el acceso y con tres para poder acampar una noche, no tiene nada que ver con que salga descrito como uno de los lugar más bellos y paradisíaco del mundo en la página 2 de esta guía tan alternativa. Tá-tó-controlao. Si me queréis ¡irse!


2.    ¡Que no geolocalices! Los lugares mágicos dejan de ser mágicos y sobre todo secretos. En ese afán por digitalizar nuestras experiencias y DIFUNDIRLAS A LOS CUATRO VIENTOS, se termina por corromper esos espacios naturales que un día nos parecieron espectacularmente bellos y los cuales nos aportaron algo al alma. En segundo lugar, es obvio que al redactor de ’lugares mágicos de Galicia’ no le pagan por ir a darse un baño a una cala desértica con vistas a la ría, ni a hacer trekking en un bosque perdido para contarte la experiencia, o a unas Fragas a merendar. Es decir, esa persona sólo tiene que hacer un refrito de... redoble de tambores.....CHAN!, ¡las estupendas geolocalizaciones de millones de personas anónimas que las suben a la world wide web! (el significado de las www es meramente casual) Es decir, un par de búsquedas de blogs y redes, te lo empaquetan todo junto y en bonito (como lo de Telecinco con los videos de internet cuando se queda sin notis morbosaspara que parezca un experto en turismo quien te lo está recomendando y ala, catapultado hacia la gran masa (que a los blogueros de andar por casa no nos lee ni Jesucristo SuperStar). 
    

3. El reto anti-hashtag: Te animo a que pruebes a hacer un juramento con la naturaleza, anti-ego y sobre todo una practica anti-hashtag. Lo sé, es dificil, respira hondo, tú puedes ¿Estás list@? Ok, allá vamos: Abrázate a un árbol (el pino del retrovisor de tu coche no vale) y siéntelo, quiérelo… ¿qué digo quiérelo… ?, ¡ámalo! Y si te vienes arriba trepa hasta su copa y grita conmigo: ¡No publicaré digitalmente ni promocionaré verbalmente ningún rincón natural que me haya hecho sentir vivooo porque lo estaré matando! ¿A que te sientes mejor persona? Ahora escúpete en una mano y choca las cinco con una rama (ojo no te caigas, recuerda que con la otra te estás agarrando a la copa)


4.  SelfieStupidity: El turismo virtual vs. el turismo experimental enturbia el paisaje. Lo importante es parecer que vives algo, no necesariamente vivirlo. Y las notificaciones de Instagram, Facebook y Twitter en tu móvil te lo recuerdan cada día... 
     Esta revolución tecnológica ha venido generando una verdadera enajenación del ser humano, que cada vez se aleja mas del ser y se acerca más al parecer; es decir, satisfacción en la mera existencia de indicios de que algo ES y que no necesariamente SEA. Ejemplo: Te gusta ir la playa pero ahora te produce el mismo placer hacerte una foto en la puerta de casa con tu sombrero de paja #MeVoyALaPlaya. Ergo, ¿para qué vas a ir a la playa? Ya luego te vuelves al sofá que en la playa se suda y eso no es nada ‘It’. Todo esto tiene que ver al fin y al cabo con el consumo masivo de imágenes sobre la vida privada ajena (te habrás dado cuenta de que estas dos palabras juntas no pegan, ¿no?). Dicho de otro modo, si hay un consumo de la vida de los demás es porque hay demanda (es como el Sálvame, nadie reconoce verlo pero tiene un índice de audiencia macabro...) La droga de los sucedáneos y el ascendente consumo de imágenes ha derivado –entre otras cosas- en una muerte del turismo de experiencia personal real en favor de la experiencia de ‘consumo ajeno virtual’. 


            A este de la foto no le dirías: ¿Pero qué c.... haces ahí mirando pal móvil, atontao? ...Anyway... La forma en que se consume el tiempo libre ya no es libre, ni personal, ni propio ni privado; está supeditado de un modo dramáticamente automático e inconsciente a satisfacer la curiosidad ajena y aparentar por y para ‘el otro’. Tus vacaciones ya no son tuyas, para ti, son para tus “amigos” de Facebook –que hemos de recordar que en la vida real no son tus amigos…-. Las redes sociales son una especie de gran McDonalds digital internacional donde se consumen ‘vidas basuras’ - vidas procesadas, retocadas, filtradas, enmascaradas, no reales- que se consumen con aditivos en cualquier parte del mundo y a cualquier hora del día. ¿Finalidad?, presentar un ‘happy life’ en tu diario digital público. Una vez lo pruebas, la fiebre del post y del share comienza, la dosis de adrenalina se apodera de ti. Ésta se contrapone con una tremenda sensación de aislamiento si no participas en la gran rueda de hamster, la gran red internacional de “modelado de vidas”, ¿o son pseudo-vidas?
            Lo importante no es hacer rappel, es robarle el casco a uno que pagó el curso y marcarte un posado rapidito agarrándo al monitor con su cara de WTF... Lo cool no es interactuar con una tribu Kikuyo en Kenia, lo que cuenta es ¡subir una foto como si te hubiesen proclamado el nuevo fucking jef@ de la tribu! Mientras los miembros celebran que no te han tenido que perseguir para cocinarte...




          Porque tú imagínate que experimentases algo y no lo compartieses, ¡nadie lo sabría! y si nadie lo sabe… Dios, que terror ¡¿es como si nunca hubiera existido?! Pero, ¿qué hay más allá de las redes?, ¿hay vida?, ¿y en Marte, hay vida?... ¿o no tienen Facebook?. ¿Somos marcianos?, ¿o los marcianos son los que no tienen Instagram? Madre mía, estoy tremendamente confusa. Mi neurona no da abasto, necesita una tumbona ya-ya-ya y una foto de sus pies agotados en Twitter –mis neuronas tienen pies, qué pasa-.
     
     


"Adeus ríos,
adeus fontes,
adeus regatos pequenos[1]…"
ya nos veremos en Instagram
#NoTengo

MissLdB…




[1] Rosalía de Castro. Cantares gallegos, 1863.



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