Somos muchos los que hemos
escuchado aquello de “estudia una
Carrera, hij@, para tener un futuuuro–urooo-urooo” (eco, eco, eco….). Y qué
hicimos, pues estudiar una carrera, pero bueno, quien dice una carrera, dice
dos y un master con prácticas en el extranjero, pero va, nada, lo normal de una
generación de vagos que sólo quieren vivir de sus progenitores. Malditos Ninis...
Cuando terminas la carrera -la
primera digo- supongamos que es allá por el año… 2010, por aquello de
licenciarte Cum Laude. Y cuando estás
apunto de dar botes de alegría porque por fin vas a empezar a ser independiente
económicamente… ¡¡¡ZAS!!!!! un rayo cegador procedente de un misterioso e
interespacial agujero negro (o de no se qué lugar negro, caja negra, temas muu negros, la bruja Lola o algo con
negro) convierte tu título -y todos los demás papelitos con sellos dorados
y firmas con Montblanc- en… ¡¡un saquito de humo!! ¡Hey! ¡Enhorabuena!!… ¡¿Pero a
qué viene esa cara? ¡No tienes que buscar trabajo! ¿¿no sabes por qué?? ¡Porque
no hay trabajo!
Lamento ser yo quien te comunique que tu cara de gato de Shrek
no va a hacer que nadie te convalide tu recién adquirido 'saquito de dióxido de carbono' por nada
útil, pero ojo, si te haces colega de Rodri Rato lo mismo te lo cambian por una Black de las de Caja Madrid y todos happy...
Entonces una autoridad rectoral
te explica con voz grave, estilo Joaquín Estefanía, como funciona el mundo y
piensas que todavía hay luz al final del tunel: “Es una crisis estructural, es lo que hay, estudia otra carrera, o
hazte autónom@”; te lo cuentan como si de una catástrofe natural se tratara -y por inclemencias meteorológicas, España, como las aerolíneas, pues no se hacen cargo- “No hay nada que hacer” A lo
que ingenuos de nosotros respondimos:
“Claro, pffff, tirao, ¡por qué no! total la pensión del abuelo ¿para qué la
quiere, no? Que avaricioso, está ahí todo el día, venga, venga a lo loco
comprando pastillitas, ¡vicio puro eh! Te lo digo yo, un enganchao el tío... El taca-taca es por dar pena, ni caso si te
suelta lo de la operación de cadera. Una tapadera. Y entonces le dices aquello de "Abuelo, que nos venimos a vivir
contigo, que así puedo seguir estudiando". (En ese momento te acercas rapidito al yayo y le facilitas su mascara de oxígeno, ok?)
A esto de seguir
estudiando nuestros queridos progenitores lo llamaban “inversión en educación”,
igualito que invertir en preferentes salió la cosa. ¿Y qué hicimos al acabar la
carrera? Pues chupar horas de prácticas en empresas de cualquier país del mundo
como campeones, como quien acumula horas de vuelo. Pero ahí, marcando la
diferencia ¿eh? que no se diga que después en España no nos contraten por no saber
inglés (pero el inglés que aprendí yo con mi beca en EEUU debe de ser de otra
‘región’ distinta a donde lo aprendió Rajoy… ¡¡ay pero que tontiiiii!! si Rajoy
aún tiene pendiente el español…
En fin, el caso es que a los españoles
nos encanta coleccionar; somos muy coleccionistas, coleccionamos de todo:
títulos universitarios, cartas de recomendación… y quien dice eso dice dinero
de otras personas, empresas pantalla, jets privados, jaguares en gajares,... –pero al combustible
invitas tú, ¿va? que hacienda somos todos, no seas cutre, verás que así Montoro
le dice a Méndez de Vigo que se enrolle con tu beca- Como dirían los hawaianos ‘Shaka Brah!!’
En definitiva, después de media
década comiendo comida procesada en EE.UU. y acumulando estalactitas en
insólitos rincones de tu cuerpo por moverte por distintos países de Europa en
bicicleta a 5 grados bajo cero, un pensamiento te invade -mientras intentas,
claro, no morir atropellado por un tram en
pleno casco histórico, conduciendo la bici con una mano, porque en la otra
llevas con poco éxito y glamour el paraguas con el que intentas protegerte la
cara del viento gélido y la nieve que golpea tus ojos (¿¿Vosotros sabéis cómo
llegan las chicas europeas maquilladas al trabajo?? Lo mío era rollito KISS…)-. A lo que voy, la reflexión es: OH MY GOD, pero si tengo 30 años, qué c…. hago
yo aquí? Si os está pasando esto, aunque sé que es un momento de crisis vital y
muy confuso, estad tranquilos, Fátima Báñez tiene una respuesta tranquilizadora
para todos los expatriados (te lo explico con mis palabras por si no entiendes
los cultismos de Fati): “Tú estás en el
extranjero porque te gusta hacer turismo todo el año” A lo que si quieres
le podemos responder:
Fati, (es que es colega), querida, yo voy en bicicleta a trabajar en
Alemania en invierno porque es super
trendy cool la hipster wave, no porque el abono de tren sea crazy caro ni porque no me lo pueda permitir con mi
trabajo de bussiness woman que me da
para pagar el alquiler de una habitación de 3x2m en Berlin. Que fuerte tía, eso es
de super working class. Fati y Lomana
no son compiyoguis…
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